viernes, julio 16, 2004

Deuda presente.

Hoy pude hacer algo bueno en mi vida, no lo sé totalmente pero el sentimiento que me dejo me agrado. Llego al negocio un abuelo, luchando con la extrañeza que les llega a provocar a la gente del campo la ciudad, de pronto tuve a algún rostro familiar de Tulijá o de cualquier otra comunidad enfrente de mí, y me llamo al corazón, me llevo a recordar la dura carencia y la manera en como se esfuerzan (ellos sí) diariamente para el trabajo mal remunerado gracias a nuestro gobierno, aunque digan tantos que así están acostumbrados, oí el que me dijeran: “ seguro es el chalán de algún buen rancho que lo enviaron a comprar, déjalo así”, sin embargo en su mirada encontré esos ojos que no saben engañar, que no tienen esa perversidad que tan fácilmente a nosotros los externos o civilizados nos llega a embargar.
 
Vi que lo que ocupaba era un rollo de poliducto para riego, se lo entregaron, se quito su sombrero raído por el tiempo y el trabajo cotidiano, saco de su pantalón una bolsa de plástico con el dinero, entre dos billetes de 50 pesos y otros de 20 y un poco de morralla junto los 200 pesos, sin más palabras se dispuso a entregármelo, sin ninguna petición de descuento, como lo llegan a hacer las personas que se bajan de esplendidos autos del año, sin ningún ruego, y entonces con el corazón en una mano, junte el dinero, lo tome (y se lo quite, a verdad), se lo regrese junto con la nota de venta, se lo puse en la mano y fue entonces que levanto su mirada orientada siempre hacía el piso, miro mis ojos y pude encontrarme tantos pensamientos, sentimientos reales que me turbaron duramente el corazón y l a mente.
 
Me pregunto porqué se lo devolvía, y sólo le conteste que era cortesía de la casa, me enseño una tímida y alegre sonrisa y mostró unos ojos confusos, le reafirmo que iba a ser gratis uno de los empleados, que ya estaba pagado, y fue entonces que pregunto ¿porqué?, ampliando su sonrisa y la luz de sus ojos, y le conteste: “abuelo váyase y aproveche ese dinero para otra cosa que necesite”, y con un poco de duda cargo el rollo que por su cuerpo ya cansado lo tambaleo, entonces salio uno de los muchachos y lo ayudo, acompañándolo a la parada del camión, donde dice que muy agradecido le dio la bendición y le contó algo de porque en verdad lo agradecía, pero también el que no terminaba de entender porqué había sido eso.
 
Yo me quede con los cuestionamientos y sólo conteste que lo hacía por gratitud  a lo mucho que me había regalado gente que como ese señor no tienen casi nada material, pero si un enorme corazón y grandes sentimientos que me habían hecho conocer esa vida más grata, más real, con la que siguiendo sus huellas conocí otra realidad, con la que a través del fijar mi mirada al mismo objetivo que la suya, encontré la paz y lo mucho que nos puede otorgar la naturaleza, alguien muy similar a él, me brindo cobijo, cariño, entrega, sinceridad y nobleza, lo cual jamás terminare de pagar, así que hoy sólo hice un pequeño abono a la cuenta pendiente que mi corazón jamás ha de olvidar.

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