

No me gusta la cara de la pobreza, me desintegra ver esa injusticia, esa desigualdad en la que nos tiene sumergida este país, donde unos pierden el sentido con la frialdad del dinero, la banalidad del burdo blof, del dictamen de la moda, del insaciable vicio del poder y autoridad… mientras otro cuentan los centavos para comer maíz, se desgastan los pies a falta de suelas, forzan su espalda por cargar leña, no conocen de números y letras, viven con la enfermedad en la puerta, con el agua que se cuela entre las laminas como cobija, con el hambre ed compañía, sin caminos solo veredas, sin servicios.

Pero una vez hui y fui a vivir esa vida desconocida para muchos, inimaginable y aunque eso no justifique, disfrute todo lo que tienen a cambio de lo que nosotros llamamos carencias….conocí la naturaleza, su paz, su armonía, la sencillez, el corazón, entrega, amistad, cobijo, ayuda, hermandad, sonrisas, inocencia, unión…valores, situaciones, sentires, que los que se sienten privilegiados no pagan con ningun cheque, reflejo que no consiguen en ningun espejo pues les sobra vanidad.

El día que se detenga la humanidad a encontrar la media entre estos dos mundos tan desiguales, tan distantes, entonces quizá se reproduzca más la felicidad, como la misma milpa, como las nubes y el aire.
LUNAZUL